jueves, 12 de noviembre de 2015

Ella.

Hola lectores!!
Realmente hoy esta entrada no está dirigida directamente a vosotros. Está dirigida a una persona muy especial para mi, una persona que ahora está muy lejos y a la que echo muchísimo de menos, y quiero compartir de una vez lo mucho que significa en mi vida.
No puedo decir su nombre, pero si esa persona lee esto sabrá quien es. Mientras que yo soy de Galicia, ella vive en Catalunya, es decir, más separadas imposible. Es alguien a quien yo he visto nacer y crecer, una persona con la que siempre he sentido ese papel de hermana mayor, pero que desde hace años se ha convertido en una de mis mejores amigas, hermana de sangre, podríamos decir.
Me ha visto en mis momentos más serios y duros, y también me ha visto reír como no me ha visto nadie. Ha visto mi otra cara, que solo se la dejo ver a ciertas personas muy especiales.
Pensar que no la veo hasta diciembre aún se me hace eterno, y eso que se marchó en agosto, como siempre. Ese día en el que ninguna de las dos es capaz de contener las lágrimas y reímos desconsoladas.
Aún así, a todo eso le gana con diferencia el día frío de invierno, en el que me levanto con un solo pensamiento: hoy es el día. Y cuando llaman a la puerta, yo ya estoy 1 hora antes sentada en la cocina esperando. Que se me saltan las lágrimas cuando le doy un abrazo tan fuerte que casi siempre acabamos en el suelo, como aquel día en la pista de patinaje.
He compartido con ella mis momentos más vergonzosos, pero también los más graciosos. Echo de menos la rutina de ir a la playa por la mañana y vender pulseras por la tarde, o nuestras meriendas en una cama elástica. Pero sobre todo, la echo de menos a ella.
A su risa con la U, a su sonrisa, a su amor por los caballos, a nuestra emoción con las partidas de caballow.
Y probablemente es una de las personas más importantes de mi vida, la razón por la que tacho los días en el calendario, y la persona que siempre ha estado ahí, me ha escuchado y nunca me ha juzgado. La persona con la que, a pesar de mi torpeza, siempre me he entendido a base de miradas y sonrisas, porque ella es especial.
Y no sé si la calificaría como mejor amiga después de todo, porque no soy capaz de encontrar en la RAE un término que exprese realmente lo que siento cuando se abre la puerta y aparece ella. Si tengo que llamar a eso de alguna forma, sería, simplemente, amor. Y es que el amor no es solo el de el príncipe y Cenicienta. Amor es eso, cuando quieres tanto a alguien que darías la vida por esa persona.

Y es que cuando se trata de ella, solo puede decirse que es la mejor. Que se lleva siempre que se marcha un trocito de mi, y hasta que vuelve siento ese vacío en el pecho que me dice que me falta una amiga muy especial.

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